lunes, noviembre 27, 2006

Obituario del poeta manchego Sifrig Rosemberg (I)


Ayer murió en un acto de coherencia literaria el poeta albaceteño Sifrig Rosemberg. Será recordado por todos aquellos que lo leyeron, porque como dijo un miembro del jurado del premio Adonais, “ciertas disposiciones de las palabras no hay quien las olvide”, en referencia a su poemario “¿Por qué lo hizo la araña?”.

Como todo genio Rosemberg fue precoz y ya a los 11 años comenzó a jugar con las palabras. De los 12 años datan sus primeras frases, que por supuesto eran versos:
“mi mamá me ama
mi mama me mima”,

por los que fue acusado de plagio, iniciándose así su polémica carrera.

Tres años después, en plena adolescencia, comenzó Sifrig Rosemberg a disfrutar las mieles del éxito, pues a los 15 años logró hacerse con el premio nacional “El Bardo Ergonómico”, convocado por Sifrig Rosemberg. Espoleado por este premio se apuntó a una academia de danzas regionales, gracias a lo cual consiguió un gran dominio de las castañuelas.

Tal vez marcado por esta experiencia folclórica huyó despavorido al parque Abelardo Sánchez, donde vivió en el estanque junto a los patos durante tres meses. Cuando uno de los patos le dijo que por mucho que cazara peces con la boca nunca los convencería de que era el Patito Feo abandonó el estanque y se sentó en un banco pero torciendo los tobillos hacia dentro. En ese banco, que aún hoy en día puede ser visitado nació su “Oda a las ardillas del parque Abelardo Sánchez”, de la que siempre recordaremos aquellos versos iniciales:

“¡Jodidas Ardillas, devolvedme el bocadillo!
....Que era de mortadela con olivas
...Malditas!

Polemista de altos vuelos, fue muy nombrado su enfrentamiento con el portero de la Real Academia Española. Para Sifrig era indignante que la palabra “ala” tuviera dos “aes” cuando la palabra “volar” sólo tenía una. Y mucho más indignante si el ala era de pollo, animal que no vuela. El portero, hombre prudente y sordo crónico, nunca quiso mojarse. Ni dejarle entrar en la academia, por lo que Sifrig comentaba que había un complot militar para impedir su anhelado ingreso. Otra polémica muy comentada fue la que mantuvo con el dueño del bar Paco, Pepe, quien no le dejaba escribir en las servilletas de papel si no consumía algo.

(en la foto el portero de la Real Academia con un amigo dispuestos a recibir a Sifrig)

(continuará)