lunes, agosto 04, 2008

Un artículo veraniego

Hace un año, en las páginas extras de verano de “el País” escribieron varios humoristas. Casi ninguno conseguía nada parecido a una sonrisa, salvo Javier Cansado. En este artículo, que recuerda a Millás cuando se pone a jugar con las palabras, te salen más de una y de dos sonrisas. Ahí va para mis dos o tres lectores, por aquello de compartir lo bueno y porque estoy vago como para escribir yo algo.


APERTURA DE ARCHIVOS SECRETOS

La reciente apertura de los archivos secretos de la Real Academia Española nos ha deparado una serie de sorpresas inimaginables. Una serie de documentos contenidos en estos archivos echa por tierra partes de la gramática que actualmente damos por correcta. Nos enteramos por estas fuentes de que en realidad sólo se deben acentuar las palabras agudas acabadas en vocal y que aquello de acentuar las acabadas en consonante, "n" o "s", es simplemente ¡una broma! Una broma que se les fue de las manos a un grupo de académicos. Trataban de tomar el pelo a un nuevo académico, sillón "s" minúscula, y aquí estamos todos acentuando sillón y camión... que se ve claramente que no hace falta acentuar (alguien daría crédito a cámion o camíon). Algo también muy curioso es que expresiones tan utilizadas como "un soplo de aire fresco" o "un camino ya transitado" en realidad se deberían decir "un soplo ya transitado" y "un camino de aire fresco".


Aunque lo más llamativo de estos nuevos datos es que una serie de palabras usadas habitualmente no existen. ¡No existen!

Por ejemplo, sorprende que "epistemológico" no exista. Una palabra con tantísima enjundia, no en vano empezó a utilizarse en ámbitos académicos y que, desde luego, cumple todos los requisitos para que así sea: esdrújula, polisílaba y aromas griegos. Epistemológico empezó con la ilusión de dar mayor empaque a una tesis académica en la Facultad de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, saltó seguidamente a la charla habitual de ciertos profesores universitarios y, por fin y sin solución de continuidad (expresión que, contra todo pronóstico, sí existe), a un uso abusivo y fuera de contexto. Por tanto, debemos olvidarnos de frases como: "Aquí epistemológicamente no se puede fumar", "las películas de Almodóvar adolecen de epistemología" o "Terelu en El show de Flo resultaba epistemológica".

¿Y "taxonomización"? Pues no, tampoco existe. Se tiene constancia de que la primera vez que comenzó a utilizarse, erróneamente insisto, fue en el claustro de Filología Inglesa de la Universidad Pompeu y Fabra de Barcelona. Andaban clasificando los autores preshakespearianos (palabra en estudio) y uno dijo: "¿Y si en vez de clasificar, taxonomizamos?". La palabra hizo fortuna y de ahí a su uso y abuso cotidiano hay un paso. Debemos por tanto desechar expresiones como: "Pásame la sal taxonomizada, por favor", "Ésta es la mejor taxonomía del Real Madrid de fútbol" o "Terelu en El show de Flo utilizaba una cierta taxonomización".

¡Qué poco ha durado "inextricable"! Esta palabra empezó con mal pie. Su comienzo resultó forzado. Pasaron casi tres meses desde su primera aparición pública, en la Escuela Superior de Ingenieros de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid en marzo de 1981, hasta la siguiente utilización en el suplemento de Ciencia de este diario. Tres meses son muchos meses. Y aunque casi cumple la tríada, sólo le falta la esdrujulariedad, ya que es polisílaba y vagamente griega, cualquiera con dos dedos o más de frente enseguida intuye que inextricable realmente es una tapadera. Una palabra que en el centro lleva una "xtr" canta un montón. Es decir, sólo busca la confusión, entretener al lector o interlocutor y hacerle perder un tiempo precioso. Preparémonos por tanto para obviar frases del tipo de "estos macarrones están inextricables" o "me asombra la inextricabilidad del cine español" o "Terelu en El show de Flo se mostraba inextricable".

Destaca, por su superchería, paradigmático. Paradigmático viene siendo muy utilizada durante los cursos de verano y sólo es superada en cantidad por hermenéutica, palabra que objetivamente merecería no existir, pero asumámoslo: existe. Lo paradójico de paradigmático es que recientemente ha sido considerada una de las tres palabras más verdaderas del idioma castellano (las otras, nube y asunto). Así que digamos adiós a construcciones como: "Ése es el típico pase de un extremo paradigmático" o "Si ya está frío, alcánzame el paradigma" o "Terelu en El show de Flo se portó paradigmática". También han descubierto gran cantidad de palabras sin existencia plena, hablaríamos de entre el 40% y 80% de realidad y el resto invención. Una de ellas es tributario, pero es que es tan bonita.