jueves, junio 12, 2008

Los noruegos, el anticiclón y las molinetas


Dice el periódico que nos pasa lo que nos pasa con el tiempo porque nuestro anticiclón lo tienen los noruegos. Se han quedado también los noruegos nuestras conversaciones sobre lo que aprieta el calor y se sienten extraños diciendo “treinta grados”, como un etíope se sentiría diciendo bacanal si hablara esto que se llama castellano.

Ahora los noruegos se llevan nuestro anticiclón, como en otros tiempos ellos nos acusaron de entrar en sus aguas territoriales para llevarnos su bacalao.

Pero, ¿pueden ser las aguas territoriales eso, territoriales? Si se busca una excusa para darse de hostias sí, al igual que un país puede tener espacio aéreo. Sólo hay que trazar una línea recta hacia arriba desde la frontera y te sale un espacio aéreo. Es bien sencillo. Pero, ¿no se descubrió en el siglo XX que el espacio es curvo? Entonces, ¿se puede dibujar una línea recta en un espacio curvo? Por lo tanto, ¿cada cuanto se afeitaba Einstein el bigote? Y lo que es más importante, ¿por qué me hice tan pronto de letras?

Hay gente que dice que el que un país pueda tener “aguas territoriales” roza el absurdo, olvidando que el concepto “país” tampoco es que sea algo muy normal. Un país al fin y al cabo no es más que una serie de personas que se junta para poder llamarle “nacionales” a ciertas carreteras. Es la teoría del obispo en minifalda: si montas a un obispo con minifalda, ligueros y tacones de aguja encima de un avestruz la gente sólo se fijara en el obispo, olvidando que está subido en un avestruz. (Bueno, sí, ya, vale, igual también se fijan en el avestruz, y sí, lo reconozco, debe ser muy difícil convencer a un obispo para que se ponga minifalda, y ya lo de los ligueros casi imposible, al menos en tiempo de cuaresma).

Pero ahora en este país pensamos que no sólo las aguas del mar son territoriales, sino también las de los ríos, y los ríos mismos. Y pese a todo los ríos, que entre otras cosas son muy previos los insistentes, digamos, insisten pues en ser previos a las autonomías.

Y yo, mientras escribo esto, sé que algún día escribiré una novela breve titulada “de quién son los anticiclones” aunque los anticiclones no son de nadie y son libres como el viento, aunque con anticiclón es fácil que haya ausencia de viento. Tú piensa en ello.

En mi pueblo también hay fronteras pero las llamamos lindes. Si en las ciudades los hermanos riñen porque veinte años atrás a uno lo llevaron a un psicólogo conductista y al otro a psicoanalistas o por quién paga la residencia de la madre, en mi pueblo, a partir de cierta edad, los hermanos se pelean por los lindes. Hablemos con propiedad: las lindes.

Antes por las lindes de tierras productivas y fértiles. Pero ahora, con la llegada de los parques eólicos, los motivos de pelea han aumentado porque hay más tierras en disputa. Lomas secas en las que no habitaban ni las liebres más frugales se han convertido en terrenos codiciables porque las han sembrado de molinetas. Y que te pongan una molineta en tu loma es como que un señor con eso llamado posibles te ponga un piso en Arturo Soria. Pero la molineta te la pone Endesa, que sabes que no te abandonará por otra que tenga la piel de las piernas más tersa y su longitud más larga.

En mi familia apenas tenemos tierras y mucho menos molinetas y deberemos buscar motivos diferentes para las guerras fraternales. En ello estamos. Mientras tanto otros escudriñan catastros para averiguar de quién es la molineta, y como los catastros son como los poemas, interpretables, muchos terminan por llegar a las manos, una forma de hermenéutica como cualquier otra.

Pero hay quien se lo toma con más calma. Un día vi como a quince personas de fiesta. En los pueblos cuando ves a un grupo te preguntas porqué están juntos. Sí, tenemos mucho tiempo libre. Siempre hay un motivo: son pandilla, son palomeros, juegan juntos al fútbol sala, son los de las bicis de montaña, los moteros, los belenistas o los de las cofradías de semana santa… Pero a aquellos no les encontraba el nexo de unión. Surgían las dudas: ¿dónde iban esos así, sin nexo de unión por la calle? ¿Es “nexo de unión” una redundancia?

-Son primos – dijo alguien. Es que les pusieron una molineta en un cerro pero como no saben bien de quién es y de quien no cada año se juntan y se gastan el dinero en una cena. Y qué cena.

Y así es como las hidroeléctricas deshacen y unen a las familias albaceteñas. Mientras, el anticiclón, ¿decidirá abandonar Noruega?

Y vosotros aquí leyendo mientras la primavera se alarga, y cuanto más lo hace más se acrecienta la promesa del verano y ya sabes que tras las grandes promesas vienen las grandes decepciones y tal vez este verano, otra vez, no nos traiga nada, como nada nos trajeron esas mujeres que prometían volver y luego ni siquiera nos devolvieron el cd de Lionel Richie. Y lo que te venía diciendo, say you, say me, say it for always. ¿Cuánto hace que no te bailas una lenta?

pd: en la foto molinetas de mi pueblo. Cuánto odio tras la belleza. Le pasa lo mismo a la Obregón, dicen.

2 comentarios:

ROSA ALIAGA dijo...

lo de cuanto hace que no bailas una lenta, me lo he tomado como algo personal...:-)

Anónimo dijo...

Me encantan tus divagaciones... :)